Estábamos trabajando en instalaciones de computadoras y entró un niño al que le llamó la atención que estuviéramos en un salón desconocido para él, yo le dije que si quería jugar y ni dos veces dijo que sí, le puse el juego más sencillo de la suite educativa Gcompris y me dí cuenta que no podía usar el mouse. Entró la mamá buscando a su hijo y se emocionó mucho porque era la primera vez que "Samuelito" tocaba una computadora.
Es una de esas experiencias que ni el dinero ni nada pueden comprar.
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