20 años para cumplir un sueño

Jugando carritos con mi hermano en algún lugar de Guatemala, viendo a mi mamá platicar con otras señoras, viendo la carretilla de helados, escuchando la música de fondo y en una linda mañana. La señal de aviso eran las sirenas de las motos de los comisarios, "ya vienen"!!! gritaba alguien, era momento de guardar los carritos e ir corriendo a ver la entrada de la última vuelta que cerraba el circuito del círculo verde.

¿Dónde va mi papá? ¿y Lauro? y ¿Mario Caballeros? y ¿el lobo? eran las preguntas que con mi hermano difícilmente podíamos responder pero en cuanto entraban a la meta debíamos correr a buscar a mi papá, nos daba el casco siempre muy sudado y le sosteníamos la bicicleta, después de un buen rato que el platicara con sus amigos sobre lo sucedido en la competencia venía la mejor parte, ¡el helado! así transcurría un domingo cualquiera de 1991.

Mi papá se retiró del ciclismo en 1993 debido a la mala situación en Guatemala y así durante años me acompañó ese recuerdo, desde entonces soñé con ser ciclista. 20 años después me pregunté ¿dónde quedó aquel sueño? estaba guardado en el baúl de los recuerdos, siempre he pensado que los imposibles no existen así que le pregunté la posibilidad a mi papá que hiciéramos ciclismo juntos, fue una sorpresa pero empezamos a averiguar de bicicletas, precio del equipo, dónde correr, hasta que finalmente lo pudimos hacer después de meses de búsqueda y ahorro para comprar todo.

Actualmente formamos parte del equipo Z-Gas y competimos con cierta frecuencia en la liga de veteranos de Guatemala, escribo este artículo porque he visto a muchos cumplir sus sueños incluso 20 años después, y tú ¿cuál es su sueño? ¿qué es eso que siempre has querido hacer y no te has animado por las dificultades de hacerlo?, ¿aún crees que existen los imposibles? Como decía el glorioso Saturnino Rustrián "No es la flecha sino el indio", y yo agregaría "la persistencia del indio".